martes, 15 de septiembre de 2009

Artesaos, cuando la tracion tambien necesita alimentarse

29 noviembre
Artesanos, cuando la tradicion tambien necesita alimentarse
En una región donde el polvo se cuela por todos lados y el calor siempre abraza a sus habitantes, se ha desarrollado durante mucho tiempo varios oficios que van de la mano con las actividades económicas principales del Valle. Es así como en esta tierra se trabajan la talabartería y la fabricación de equipales.

La talabartería es el arte de trabajar la piel, de moldearla hasta formar todo tipo de elementos y con todo tipo de fines, desde ornamentales hasta usarlos como parte del trabajo rudo del campo.

Ramón Torres tiene 22 años dedicándose al oficio de la talabartería, se ha convertido en su forma de vida, ya que como él comenta es un trabajo de tradición y de entrega. “Mi papá era huarachero y entonces pues yo aprendí de ahí también, pero a mi me gustó trabajar más con la piel…hago todo tipo de trabajos en piel desde fundas para celulares hasta sillas de montar para los caballos…los precios varían dependiendo del material que utilice y también si son bordados o simples”.

Los principales competidores para los artesanos que trabajan la piel son las tiendas grandes y las fábricas que producen en serie, ya que mientras ellos cosen un cinturón de piel a mano o máquina, las empresas fabrican cientos de estos productos. Además, los productos provenientes de Asia empiezan a competir por los bajos precios a los que se expenden esos productos; como comenta Ramón “esos chinos nos llevan mucha ventaja y la gente los compra porque no es lo mismo en precio, por ejemplo yo vendo un cinturón de los piteados en 150 pesos y en las tiendas algunos de los chinos los venden en 50 pesos…si yo bajo mis precios no me alcanza para compensar todo el trabajo que le invierto, a veces me gustaría que mi hija continuara la tradición pero también lo pienso porque es dedicarle mucho tiempo y esfuerzo”.

Cerca de las vías por donde pasaba el antiguo ferrocarril en una casa modesta, trabaja Alejandro Delgado quien empezara el oficio de la fabricación de equipales a los 16 años, cuando todavía era muy joven aprendió el oficio al que ahora lleva dedicándole 21 años.

Ha recibido reconocimientos como el Tercer lugar en el concurso de Día de Muertos en Pátzcuaro y el Primer Lugar en el Concurso de artesanías del Día de Ramos en Uruapan; además, un premio especial y la invitación a la Muestra Nacional de Artesanías que se llevará a cabo el siguiente año en Guadalajara, Jalisco.

“Cuando voy a empezar un trabajo voy al cerro y corto la leña, yo nunca la compro porque luego la dan verde y se adelgaza con el tiempo, después voy al rastro y escojo la piel que voy a utilizar…la dejo secar y después empiezo a trabajarla, hago los equipales por partes en como un rompecabezas y sólo se hacen sobre pedido…he participado en varios concursos, pero es difícil porque nos encontramos muy lejos y se olvidan de los artesanos de acá de tierra caliente”.

Se pueden realizar equipales para sala o incluso para hacer un comedor, el tiempo que se le invierte a cada una de las sillas es de 24 horas aproximadamente y depende mucho del tamaño que se le encargue al artesano.

Alejandro comenta “a veces tenemos que bajarle el 40% del precio a nuestros productos para que la gente los compre y sobretodo cuando no hay trabajos sobre pedido, algunos de mis productos van a exportarse a Estados Unidos el año siguiente pero es muy difícil que la gente aprecie realmente el trabajo que se hace”.

En el municipio son pocos los habitantes que todavía se dedican al oficio de la talabartería y la fabricación de equipales, ya que ante la falta de compradores muchos prefieren emigrar a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.

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